Después de dos años en pareja, se separó el actor y conductor Jey Mammon. El creador del personaje Estelita confirmó a Teleshow que ya no sigue junto a Adriano, un joven al que había conocido en una fiesta y con quien se fue a vivir poco tiempo después.

«Estoy bien, estamos súper bien. Estuvimos casi dos años juntos -reveló Jey-, convivíamos y decidimos terminar de común acuerdo, hermosamente bien, sin ningún conflicto ni nada ajeno ni externo. No hay ningún cambio, ni tampoco la típica frase ‘se separó y empezó a hacer footing‘. Yo subo y bajo de peso constantemente; Cormillot me pide que no lo nombre hasta que baje del todo. Estoy por hacer un espectáculo nuevo de Estelita a la gorra con invitados, en una modalidad que va a estar buena. Así que me puse a trabajar en eso».

«Ser libres. Ser desobedientes. Ser fuertes. Ser». Esa es la leyenda que eligió Jey para acompañar en Instagram un posteo el Día Día del Orgullo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) después de haber empezado su relación con Adriano, hace casi dos años. La imagen era toda una primicia: en ella, el humorista y conductor radial de Somos muchos (Rock & Pop) aparecía junto a Adriano Aristimuño, su novio desde hacía diez meses, a quien ya había presentado a la familia: sus padres, Roque y Ana María, sus hermanos, María Ana y Gustavo, y sus dos sobrinos, Pedro y Francisco.

Casi veinte años atrás, Jey –por entonces Juan Martín Rago– no se imaginaba que estaría dándole una nota a la revista Gente, en la que le confesó al periodista Pablo Procopio la novedad de la relación que lo tenía tan feliz. Entonces tocaba el piano en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Palermo. Había cursado la secundaria en el colegio que allí funciona –del que su mamá fue rectora–, donde además había sido catequista. Pero su salto a la fama en 2011, con el unipersonal ¿Dónde está Jey Mammon? –en el que su personaje, Estelita, hacía picantes entrevistas– lo llevó a ir alejándose de la Iglesia y a acercarse a reconocer su orientación sexual. Por su parte, Adriano había llegado de Venezuela hacía cinco años.

En su país había estudiado Publicidad y Marketing, aunque aquí trabajaba como vendedor en un local de ropa de Palermo. Su madre y su abuela también vinieron a Buenos Aires, pero él compartía un departamento con dos amigos en Recoleta.